Puerto Natales

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sábado, 29 de septiembre de 2012

Sincronicidad doble: Magia en Chile



Cuando empecé a leer sobre Chile una vez que  supe que iba para allí, de las cosas que más me sorprendieron  fue que uno de los  lugares más mágicos del planeta, y que siempre había despertado mi curiosidad, pertenecía a  la república chilena: Isla de Pascua. Si rebusco entre mis recuerdos más antiguos veo a un joven Chema de trece años convaleciente de un catarro, devorando en la cama un libro que provocaría mi posterior pasión por la ciencia ficción.
El libro era el primero que publicaba en 1970 un escritor suizo llamado Erich von Daniken de título “Recuerdos del futuro: enigmas insondables del pretérito”. En él planteaba la hipótesis de que extraterrestres habrían habitado en el pasado en nuestro planeta y serían los responsables de las construcciones más singulares de la antigüedad: las pirámides egipcias, los templos mayas y los moais de la Isla de Pascua. Releer, aunque sea por encima, ese libro treinta y cinco años después, es enternecedor. El libro hoy me parece  disparatado, pero al autor no le salió mal porque ha vendido más de sesenta millones de libros de todas sus obras.

Otro de los lugares mágicos es el valle de Elqui, donde abundan los  grupos esotéricos de muchos tipos, y hay quienes defienden que si los extraterrestres bajan a la tierra algún día lo harán es este lugar. Algo mágico debe tener porque disfruta de los cielos más limpios del planeta para observar las estrellas y eso sin duda te acerca al mistiscismo al poder contemplar con claridad la inmensidad del universo. Prueba de lo que digo es uno mis poemas preferidos “Noche oscura” de San Juan de la Cruz (http://users.ipfw.edu/jehle/poesia/nocheosc.htm), hecho canción, absolutamente deliciosa, por Loreena McKennit (http://www.youtube.com/watch?v=FcVaEA0009Q). Al no haber salido de la capital todavía no he sido capaz de disfrutar con el cielo austral. De lo que no parece que haya mucha duda, es de la afabilidad de los habitantes de la región. Otro punto adicional para querer  conocerlo.

Si os estoy relatando todo esto, antes de visitar esos lugares, que era mi primera intención, es porque no dejan de sucederme cosas curiosas aquí. Cuando así las califico, lo hago desde mi mentalidad de ingeniero, incrédulo y cartesiano, pero en vías muy avanzadas de reconversión intelectual. Me gustaría hablaros de sincronicidad. A pesar de su extraño nombre, es algo que todos conocemos. Son aquellas casualidades que por su rareza te hacen pensar en que hay alguna mano oculta detrás de ellas, por no decir otra cosa. Todos las hemos vivido. El concepto nace de un artículo que publicó en 1952 Carl Gustav Jung “Sincronicidad como principio de conexiones acausales” y leyendo el título se te quitan las ganas de continuar, pero desarrolla toda una teoría sobre estos sucesos. En Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Sincronicidad)  relatan un ejemplo que le pasó al propio Jung: “Una joven paciente soñó, en un momento decisivo de su tratamiento, que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras ella me contaba el sueño yo estaba sentado de espaldas a la ventana cerrada. De repente, oí detrás de mí un ruido como si algo golpeara suavemente la ventana. Me di media vuelta y vi fuera un insecto volador que chocaba contra la ventana. Abrí la ventana y lo cacé al vuelo. Era la analogía más próxima a un escarabajo de oro que pueda darse en nuestras latitudes, a saber, un escarabeido (crisomélido), la Cetonia aurata, la «cetonia común», que al parecer, en contra de sus costumbres habituales, se vio en la necesidad de entrar en una habitación oscura precisamente en ese momento. Tengo que decir que no me había ocurrido nada semejante ni antes ni después de aquello, y que el sueño de aquella paciente sigue siendo un caso único en mi experiencia”.

¿Habéis tenido esa sensación alguna vez? Sospecho que si.

Aquí he tenido dos experiencias de este tipo, pero no simples como las del ejemplo, sino ¡dobles! Así he querido llamarlas al estar muy relacionadas entre si. Paso a relatároslas tan brevemente como me permita mi redacción.

-        Primera sincronía doble:

o   Parte primera: El primer día que salgo a pasear por Santiago, casi lo primero que me encuentro es con la Universidad Pontificia Católica de Santiago. Me detengo a ver la fachada y cuando quiero hacer una fotografía al Cristo y aplico el zoom, veo unas palabras escritas en la pared en letras muy grandes: RELIGION Y CIENCIA a un lado de la puerta y LETRAS Y BELLAS ARTES al otro.
      Me gustó especialmente la parte primera en la que se contraponían dos de los mundos más irreconciliables del pensamiento humano. A los pocos días una compañera, al saber mis inquietudes por el mundo del coaching y del conocimiento en general me relata su teoría de los planos humanos que están siempre compitiendo: realidad con espiritualidad. Después de un rato en el que escuche interesado y disfrutando, le dije: “¡Pero eso no es nada nuevo! Lo vi escrito en la pared de la U el otro día”. Cuando le enseñé la foto, me miró con cara de admiración y preguntándose un poco… ¿y éste de dónde ha salido? ¿Cómo yo, que paso todos los días por delante, no lo había visto?, debió pensar. Al día siguiente me prestó un libro muy interesante.

o   Parte segunda: El día de mi cumpleaños me felicita una amiga, no sólo de facebook (fb) sino antigua compañera de trabajo con la que tengo relación amable, pero escasa. Exactamente a los dos días, comparte en fb un relato que yo había leído esa misma mañana, contado de forma distinta pero con el mismo mensaje, antes de ir a trabajar:

"Todo juicio, incluso del presente, está teñido por el estado de ánimo en el que nos encontramos en el instante en el que hacemos la evaluación. Esto se puede ver con el siguiente cuento: A un samurái la estaban yendo muy mal con sus cosas y decidió visitar a un sabio para preguntarle qué hacer. Éste le dijo: “No te preocupes, esto va a pasar. Al tiempo, el samurái volvió a la casa del sabio para agradecerle sus consejos y le relató lo bien que le estaba yendo. El sabio, luego de escucharlo tan feliz, le advirtió: “Esto también va a pasar”.

No tendría doble sincronicidad si no fuera porque el libro donde leí la historia, era el que me había dejado la protagonista de la parte primera, aquí en Chile.

-        Segunda sincronía doble:

o   Parte primera: tiempo atrás había solicitado mi contacto por fb alguien de Argentina que tenía mi mismo segundo apellido, que no es nada corriente. Indagué un poco el perfil y como no lo vi claro lo dejé. Estando aquí, con el tiempo libre que tengo, revisé la petición y acepté su solicitud de amistad. Después de intercambiar información, descubrí que su abuelo y mi bisabuelo eran hermanos.

o   Parte segunda: con intención de tener compañía en los viajes que me gustaría hacer por esta hermosa tierra, me apunté en un grupo de fb de gente española en Chile. Estuve mirando en qué consistía, y en una de las entradas, un grupo de asturianos compartían información. Aquí hay mercado de trabajo, que no necesariamente trabajo, en especial para ramas técnicas. Había una entrada de una joven de Oviedo que había estudiado ADE y que preguntaba si alguien sabía de algo relacionado con lo suyo. Como es el área en la que puedo echar una mano, y aquí todos nos sentimos más solidarios, me ofrecí a mover su CV por aquí. Cuando lo mandó, vi que no era de Oviedo sino de donde había nacido mi padre. Le comenté bromeando que a lo mejor éramos familia, y ella replicó que era muy difícil porque en realidad su familia asturiana provenía de uno de los padres que tampoco había nacido en esa gran ciudad. Seguimos investigando y, al final,  su madre y mi bisabuela habían nacido en la misma casa de una aldea: el apellido común era sanguíneo. He de confesar que me sentí mal, porque todo parecía preparado como en una especie de “El silencio de los corderos” en plan chileno, con un sicópata en la cincuentena intentado contactar con la tierna joven con la mitad de años y en un país extraño. Ella, muy amable, después de requerir más información, lógicamente, me explicó que la circunstancia era tan especial que había dudado de mí. La entendí porque yo mismo empecé a pensar si un mes sólo en Santiago me había trastornado. Por hacer número gordo, cuatro parejas de bisabuelos, si todos  tienen 5 hijos y a su vez, sus hijo se casan todos, y a su vez tienen cinco hijos cada uno, podemos hablar de un colectivo de entre 500 y 2.500 seres humanos con los cuales comparto bisabuelo y en la tierra habitan alrededor de 7.000 millones de personas vale que no es un cálculo de probabilidades directo, pero…Además, que coincidan dos en este tiempo tan corto…

Aquí comparto estas historias con vosotros. Me apetece no opinar. Algunos de los protagonistas, son lectores del blog, y no he dado más datos para preservar su intimidad.

Todo lo que os he contado ha sucedido en cuatro semanas. Yo estoy convencido que esta tierra es mágica. Y vosotros… ¿qué opináis? Me encantaría que comentarais vuestras experiencias de sincronicidad en el blog.

Si alguien quiere bajarse de este blog porque le parezca demasiado emocionante, que lo haga ahora. Quizás luego sea tarde J .

P.D. Dedicado a N. y a E. protagonistas de la segunda historia, que para encontrarlas tuve que recorrer medio mundo, cuando en realidad las tenía muy cerca, en lo virtual o en lo físico.

domingo, 23 de septiembre de 2012

¡Que Dios bendiga a Napoleón Bonaparte!


Otra de las facetas que más me gustan de los chilenos es su sentido del humor. El otro día conversábamos sobre el papel de la mujer en la sociedad española y salió el que desempeñó en el ejército español Agustina de Aragón. Una persona de las que estaba escuchando comentó con ironía: ¡Bendito Napoleón! En un primer momento me quedé un tanto descolocado toda vez que estábamos hablando de una guerra en la que murieron  centenares de miles de españoles, pero rápidamente me di cuenta del razonamiento.
Uno de los detonantes de la independencia de Chile fue precisamente la Guerra de Independencia española contra los franceses. Una buena parte del imperio americano, por no decir la totalidad, se independizó en el período de que va de 1810 a 1814, de manera que más allá de 1826 apenas quedaron como colonias Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico. Esta es una buena forma de verificar cómo una noticia terriblemente negativa, se ve por otro observador como una auténtica liberación. Con motivo de ello celebran este 18 de septiembre las Fiestas Patrias en la que se conmemora la primera junta nacional de gobierno de Chile, que en realidad fue una forma de mantener la soberanía de Fernando VII mientras permanecía encarcelado por los Bonaparte. Pero le cogieron el gustillo y ese comienzo se convirtió en el germen del nacimiento de la nación chilena.


Me encanta como viven la identidad patria los chilenos. Celebraron hace un par de años los doscientos de independencia del reino de España, y me dicen que eso ha contribuido a una identidad más fuerte como nación. Otros acontecimientos que pueden contribuir a ello  en los últimos veinte años son el regreso de la democracia, el accidente subterráneo de los mineros chilenos, la pujanza económica, no lo se, no tengo conocimiento para dar una opinión, lo dejo ahí. Desde que estoy aquí si he conocido a través de la televisión protestas de los indígenas mapuches por su independencia y por el trato que les dan los carabineros en sus zonas de origen, pero no tengo una idea formada sobre el asunto.
Sin muchas complicaciones los chilenos se dedican estos días a comer carne, por supuesto, en múltiples variedades todas deliciosas: desde el humilde choripán (que acertaréis imaginando en qué consiste), al sabroso anticucho (similar a nuestros pinchos morunos) o un lomo a lo pobre, cordero al palo, empanadas (deliciosas, me recuerdan a las que hacía mi abuela asturiana) y tantas otras cosas integrantes del paraíso del carnívoro.
En todo ello no puede faltar la bandera nacional. Presente por todas partes. Hoy me he enterado que es obligatorio presentarla en las viviendas en esta fecha: si es un bloque de viviendas, una para todos. Si vivienda individual, una cada una. Es el primer año que aplica esta ley y se duda mucho de que los carabineros se dediquen este día a poner multas por este tema. Pero se advierte que, a pesar de la obligación, el sentimiento patrio está presente. Si hablas con un chileno y le transmites lo que te gusta del país, se le ilumina la cara, lo vive, le gusta y lo agradece.
Sólo hay que ir a donde se celebran estas fiestas. Se enorgullecen de todo lo que tienen. Su escudo, su bandera, su flor nacional el copihue, sus caballos de pura raza chilena, sus asados, en fin todo lo que entienden que representa al país.


El comentario anterior no quiere decir que este sea un país idílico, porque al día siguiente  del fin de las Fiestas Patrias los políticos andan a la greña como en todas partes y discuten sin parar. Chile tiene un 5% de tasa de paro y crece a esa misma ratio y  su proporción de endeudamiento sobre PIB es del ¡7,5%! El país necesita duplicar de ahora al 2020 su producción de energía eléctrica y las trabas de la legislación medioambiental lo va a hacer extremadamente difícil. Depende en exceso de los hidrocarburos y el alto tribunal acaba de parar el proyecto de una gran central de producción hidroeléctrica. ¿Progreso o ecología? ¿Son compatibles? Me asustan mucho los resultados de las estadísticas de las temperaturas que se publican al final del verano boreal. Esto lo dice alguien que siente que ha pagado un precio muy alto por el progreso pero que cree que no se puede detener el afán del hombre por crecer, pero que a la vez está convencido que podemos y tenemos la obligación de hacerlo al menor coste para el planeta, que es sinónimo egoista de decir, para nosotros y nuestros hijos.



Pantano de Riaño, León, España. Aprovechamiento energético y regadío. Sirvió también para obligar a emigrar a miles de habitantes de los pueblos inundados. Bajo esas aguas descansan mis antepasados y muchos recuerdos.
P.D. Esta entrada va dedicada a mi sobrina Aitana que nació el 18 de septiembre de 2012 mientras su tío estaba en el otro extremo del planeta, con el profundo deseo que le pueda decir a sus nietos que les deja el planeta mejor que cuando lo recibió.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Y tu, ¿pides o exiges? Barrios de Bellavista y Lastarria


El segundo día en Santiago, opté por hacer un recorrido por los barrios de Bellavista y Bellas Artes.


Bellavista está enclavado al pie del cerro San Cristóbal, el pulmón vegetal de Santiago, que no puede luchar con el valle encajonado en el que habita ni con los millones de coches que compiten contra él.


Aquí me vuelve la duda sobre la decadencia de ciertas zonas de la ciudad. Este barrio, ahora mismo, es la zona de marcha, de carrete, como decimos aquí, lo que no impide que haya una gran cantidad de chalecitos testigos de tiempos mejores. Con afán de ir recuperando la zona se ha arreglado un antiguo edificio, antiguo dormitorio comunal de trabajadores, emplazando en él tiendas y restaurantes, que dan aire de privilegio a los que los disfrutan. Prefiero la zona exterior con churrasquerías, hamburgueserías y bares de copa típicos del país. Después de peinar la zona, había reservado en el restaurante “Azul profundo” del que me habían dado muy buenas referencias, para comer pescado. El sitio es pequeño y coqueto, sin grandes comodidades, pero la cocina y el servicio con espectaculares.


La ventaja de viajar solo es que te permite estar pendiente de detalles que de otra forma te perderías. Los compañeros involuntarios de esta comida fueron una pareja en una mesa, y una familia de adultos en otra. Respecto de la pareja, jamás entenderé porque el ser humano se empeña en dar las malas noticias en sitios maravillosos, comiendo divinamente, pero en medio de un montón de gente, teniendo que hacer esfuerzos ímprobos por llorar de una manera digna. Apenas había tomado asiento y estaba empezando a leer la carta de suculentos platos, escuché la conversación del grupo que tenía a mi vera. Una joven ponía en común con sus padres el punto de vista de Humberto Maturana en relación con las protestas que estaban llevando a cabo los estudiantes en los últimos años. ¿Maturana? Si es que estoy medio sordo, pensé. No puede ser que el primer día que salgo a comer en Santiago me encuentre con él. Maturana es un ser humano especial. Inspirador del coaching ontológico de Rafael Echeverría, su voz joven de ochenta y dos años y sus ideas más, siguen siendo faro para algunos de nosotros. Los estudiantes chilenos están demandando un cambio en la educación que a la fecha de hoy es un bien, que no un derecho, muy caro, ya sea la pública o la privada. Pero hay que poner en contexto de historia reciente la protesta. Desde que se reinstauró la democracia en Chile ha gobernado durante veinte años una coalición que aglutinaba la izquierda política hasta que hace dos ganó las elecciones la Coalición por el Cambio de centroderecha. La izquierda durante esos veinte años apenas cambió el marco jurídico para mejorar la financiación de la educación, pero las protestas de los estudiantes puede convertirse en ariete del cambio en las próximas elecciones en las que es más que probable que se presente de nuevo, la expresidenta Michelle Bachelet. Esto me recuerda poderosamente los tiempos que estamos viviendo en España.
Prefiero quedarme con el pensamiento de Maturana y si no, os invito al ejercicio que hace al reflexionar sobre este conflicto y al presentarnos una distinción lingüística fundamental en nuestros días: pedir o exigir. Volveremos a hablar de las distinciones lingüísticas más en profundidad en una entrada posterior.

Decidí centrarme en aspectos más mundanos y di buena cuenta de un caldillo de congrio y un atún de la isla de pascua glaseado, con miel, salsa de soja, vino blanco y sésamo.


Por cierto, el caldillo de congrio tiene el privilegio de tener una oda compuesta por un premio Nobel, Pablo Neruda:

En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su piel manchada cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar,
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.
Ahora
recoges
ajos,
acaricia primero
ese marfil
precioso,
huele
su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.
Mientras tanto
se cuecen
con el vapor
los regios
camarones marinos
y cuando ya llegaron
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces
que entre el congrio
y se sumerja en gloria,
que en la olla
se aceite,
se contraiga y se impregne.
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa,
y al fuego
lentamente
entregar el tesoro
hasta que en el caldillo
se calienten
las esencias de Chile,
y a la mesa
lleguen recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en ese plato
tú conozcas el cielo.

Desde que leí este poema, ya estaba esperando el momento de probarlo. Como veis es fácil de cocinar y con la suficiente cantidad de congrio, patatas y camarones (gamba gorda) es un magnífico plato único para los fríos días de otoño a los que os encamináis.

Después de comer, crucé de vuelta el río Mapocho


que atraviesa la ciudad y me adentré en el Barrio de Bellas Artes, donde se enclava el museo y el parque del mismo nombre, lugar a esas horas de multitud de jóvenes y no tan jóvenes, que se emplean a fondo a las actividades habituales que se practican en ellos. A pesar de que todavía estamos en invierno, la temperatura a mediodía ronda los veinte grados y muchos se dedican a esa tarea tan española de echarse la siesta, que visto lo visto, se podría decir que también es bastante chilena.


Por último visité el mercadillo de libros usados que se instala en alguna de las calles del barrio Lastarría. Este barrio se merece una entrada completa.
No deja de fascinarme la relación de los chilenos con los libros. No entendía cómo hay tantos mercadillos de libros usados hasta que fui a comprar uno nuevo: son muy caros. Me dijeron que tienen unos impuestos muy elevados. En mi fuero interno sentí una envidia sana. En nuestro país, los impuestos elevados, los ponen mayoritariamente al tabaco, al alcohol y la gasolina, artículos de los que no podemos prescindir. En Chile se lo ponen a los libros. ¡País! Que diría Forges.
Como cierre, no os perdáis en una imagen tomada al azar, los libros que se venden en el mercadillo: "La lucha del partido bolchevique contra el trostkismo" convive con "Itinerario del marxismo a Cristo", "El primer hombre" de Camus y, por supuesto, "Ontología del lenguaje" de Rafael Echeverría.



País fascinante lleno de gente maravillosa. ¿Se puede pedir más?




martes, 11 de septiembre de 2012

Nacer o morir un once de septiembre

Hoy es el día de mi 49° cumpleaños y tengo sentimientos encontrados. Este día siempre ha sido una jornada alegre, en la que hablo con amigos con los que hace tiempo que no me comunico, con mi familia, y siempre te sorprende alguien con una llamada. Pero este  es distinto. El once de septiembre es una fecha muy señalada en el calendario. 




Ya cuando tanteé el asunto, me dijeron que lo de hacer celebraciones ese día, no iba a estar muy bien visto, cosa que entiendo. Hoy mismo en la comida conversábamos sobre el lugar donde se va a celebrar el partido de clasificación  para el mundial de Brasil, que se juega hoy contra Colombia (lo siento Falcao, vais a perder, te lo dice un atlético pero en Chile) y se planteaba la mala suerte que el estado nacional traía a su selección. En ese lugar fue donde murió torturado Víctor Jara inseparable cantautor de varias generaciones de los que peinamos canas.
Siguiendo el sabio consejo de una experta, he intentado buscar alguna efeméride que reivindique la fecha, y no hay ninguna noticia que permita alegrar  el calendario. Me ahorro las referencias porque si llegamos al santoral, ya te puede dar un pasmo, Diodor, Didimio y Pafnucio!, si creedlo, existe,¡Chiquito! Vente a Santiago que sacas un chiste magistral seguro.
Visto lo que hay, ¿por qué no cambio la fecha de celebración de mi cumpleaños? ¿Qué importancia tiene buscar esas referencias? ¿Rutinas? ¡Ciclos anuales de renovación o putrefacción? No lo se y me da igual. Yo que estaba tan contento de haber nacido a las once de un día once cuando faltan ciento once días para que termine el año, se acabó. A partir de ahora celebro mi cumpleaños cuando me de la gana, y si nadie me felicita, aprovecho y llamo a los amigo con los que hace tiempo que no hablo, me hago un regalito, invito a mi chica y a  mis chicos a comer fuera…
Por cierto, ¿cuándo es tu cumpleaños?
P.D. Felicita el santo a los Pafnucios que conozcas de mi parte (y dales el pésame por el mismo precio).

Os mando un regalo el día de mi cumpleñaos.

http://www.youtube.com/watch?v=LiHjDZIvkYg




lunes, 10 de septiembre de 2012

Conociendo Santiago

Y el viaje comenzó.
Después de once horas de vuelo, empieza a amanecer el día 31 de agosto. Gracias a ello puedo contemplar la cordillera de los Andes, tantas veces soñada por mí leyendo la aventura de Tintín, “El templo del sol”. El avión entra por el norte de Chile, la zona más seca del planeta y no se advierte ninguna señal de vida vegetal. Su aspecto desde el aire es de un sinfín de espinas dorsales de esqueletos de gigantescos dinosaurios que se hubieran acostado unos sobre otros para morir a la vez. El más grande en el centro y los demás a sus lados en riguroso orden decreciente de tamaño. Es fácil entender cómo se formó esta cordillera. El choque entre las dos placas tectónicas que siluetean el contorno oeste de América del Sur marca el discurrir de sus habitantes: su orografía y su sismología son dos elementos naturales que condicionan toda la vida de esta región del planeta. Lo normal es que note un terremoto de grado 5, al menos. Lo contaré.
Cuando pasamos sobre la zona de más altura, se divisa un glaciar. Su nieve fósil se desborda del circo de montañas como si fuera de merengue, o de yogur, detenida como en una fotografía tomada hace millones de años.
Ya en Santiago, mi primer contacto personal con el país y su gente es, como suele ser habitual, a través de un taxista. Es gentil y amable. Se muestra sinceramente orgulloso de su país. Tarda poco en ponerte al día de sus ascendientes españoles, pero dejando muy claro su condición de chileno (¡Y de los Andes!). La ciudad despierta con una característica niebla con elevada concentración de polución, pero rápidamente nuestro interlocutor avisa de que en septiembre empezará a correr la brisa y la despejará, como si quisiera disculparla por no darle la razón mientras cantaba alabanzas a su país.
En cuanto estoy instalado, me calzo unas zapatillas y a patear la ciudad.
Recorro la arteria principal, la Avenida de la Alameda y ya no dejo de encontrarme con edificios de los que he oído hablar centenares de veces: La Universidad Católica de Chile, el Cerro Santa Lucía, la Biblioteca Nacional y, en breve, el Palacio de la Moneda, allí donde terminó sus días Salvador Allende y aquel experimento de socialismo a la chilena un once de septiembre de 1973, día de mi décimo cumpleaños. No obstante, quizás su espíritu está más vivo que nunca, como tuve ocasión de comprobar al día siguiente y que relataré en una próxima entrada.


Santiago es una ciudad poderosamente viva. La hora en la que estaba conociendo el centro, 17.00 h. de un día de diario, supongo que coincidía con la hora de salida de oficinas, porque si no, no se explica la ingente cantidad de gente y de coches que se disputaban el territorio. Los coches saltándose los semáforos en rojo, al igual que los viandantes invadían la calzada a la menor oportunidad peleando por el sitio que naturalmente pertenece al otro.



Las personas con la que me mezclo me resultan muy familiares. Las hay de múltiples razas y aspectos, pero uno se siente rápidamente cómodo. Nadie se fija en ti, lo que contribuye a la sensación de estar integrado, de no ser un extraño.
El centro tiene un trazado regular de manzanas (cuadras aquí), producto de los rediseños de sucesivos terremotos de los comienzos de la urbe. Digamos que una especie de barrio de Chamberí, por el tamaño de las cuadras y el ancho de las aceras. Llama la atención el contraste entre los espectaculares rascacielos de oficinas y las viviendas normales, hasta incluso alguna con aspecto colonial (si no, probad a imaginar cuatro rascacielos en medio del barrio de Malasaña y veréis que extraña impresión provoca).


Necesito más tiempo para sentir la ciudad, para encontrar respuestas. No me encaja la pujanza económica del país con el aspecto decadente de algunos edificios del centro. Hermosos, señoriales, bien situados, pero con la sensación de estar habitados por fantasmas.
Pero Santiago, está claro, no tiene complejos. Alternan los puestos callejeros de comida típica con diminutos quioscos de periódicos o de chucherías, como teníamos en Madrid en los años sesenta. Hasta aquí no ha llegado el disparate de los quioscos de prensa españoles que necesitan tres horas para desplegar todos los semanarios, periódicos, kits de autoconstrucción del Titanic a tamaño real pieza a pieza junto a su fascículo semanal hasta el año 2135, o la colección de figuras de plomo a escala 1:1 de todo el ejército de los horcos de “El Señor de los Anillos” (el año de finalización de la colección no lo incluyen).
Cuando empieza a anochecer, mis pies piden descanso y yo, dejar reposar el aluvión de buenas sensaciones que he vivido en este largo día de treinta horas.


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Presentación. Para qué escribo este blog


Torres del Paine, Patagonia


El origen de crear este blog es compartir con aquel que quiera, la experiencia que voy a vivir los próximos cuatro meses en Chile, de agosto a diciembre de 2012. Durante ese periodo de tiempo estaré trabajando en un programa corporativo, que me proporciona la ocasión de aprender cómo se trabaja en uno de los países que más está creciendo en Latinoamérica y, si es posible, aportarles mi experiencia y saber hacer. 


Calle Bandera, Santiago de Chile




El título que se me ocurrió para esta humilde bitácora, “El año de las dos primaveras” me resultó original, pero en breve descubrí que no lo era. La red facilita ese desencanto de forma inmediata. Ya dijo algún poeta que todo estaba escrito. Pero las palabras que por aquí se dejarán caer no han sido escritas nunca, porque serán el relato de este viaje contado a través de mis ojos, y estos sí que son únicos, bien es verdad que algo miopes, astigmáticos y présbitas, pero únicos, y muy queridos a pesar de todo.


Moais en Isla de Pascua


A través de ellos me gustaría poner en común contigo el descubrimiento de un país que empieza al norte del Trópico de Capricornio en el desierto más seco del planeta y acaba en la Tierra del Fuego y el Cabo de Hornos, no precisamente famosos por la calidez de su clima a pesar de sus nombres. 

La Gran Duna, Atacama


Geisers del Tatio, Atacama



Glaciar Serrano, Patagonia



Glaciar Perito Moreno, Patagonia argentina

  Entre los dos extremos, valles templados junto a selvas húmedas, volcanes y glaciares de la mano, y alguno de los lugares más mágicos del planeta, como la Isla de Pascua o el valle de La Serena. 

Valle de Elqui, La Serena
 
Todo lo anterior proporciona una increíble variedad de productos naturales que satisfacen el apetito de cualquier gastrónomo: mariscos y pescados criados en la fría corriente de Humboldt, carnes, verduras, frutas y hortalizas, por supuesto acompañados de esos vinos que se están empeñando en izar a los más altos puestos del reconocimiento internacional.
Con el que quiera acompañarme, intentaré averiguar qué están haciendo los chilenos para desarrollar la economía del país de forma constante y sostenible, ahora que en Europa, y muy en particular en España, estamos buscando solución a una crisis que nadie entiende, pero que todos sufrimos.
Hablaremos de literatura y poesía, que para ello tenemos allí alguno de los mejores poetas y poetisas en lengua española, además de nuestro último premio Cervantes.




Viajaremos a la cuna del coaching ontológico, en el que me he formado recientemente y  descubriremos juntos las distinciones lingüísticas, nos preguntaremos porqué es una disciplina que está creciendo desde que se formuló por primera vez, e intentaremos resolver el misterio de su éxito.

Monumento a Salvador Allende, La Moneda, Santiago de Chile



También miraremos al cielo nocturno, tan distinto del que podemos ver en España, y tan puro que casi siempre nos ganan a la hora de emplazar los grandes telescopios de última generación.
No nos iremos sin sumergirnos en sus frías aguas, quizás en la Isla de Pascua que presume de tener la mayor visibilidad submarina del planeta o en el archipiélago de Juan Fernández para aprovechar  y juguetear con sus famosos lobos marinos.
Chile se asoma al mar en más sitios legendarios, Viña del mar, Valparaíso, Antofagasta, Puerto Montt…

Mural en Valparaíso





Por último, y lo más importante, conoceremos al pueblo chileno, a los criollos, los mestizos, los mapuches, los quechuas, los rapanui, en definitiva las mujeres y los hombres que habitan esa tierra y conversaremos de sus costumbres, de sus orígenes, de sus sueños y de sus expectativas.
Este viaje lo empezaré en la mítica frontera de los cincuenta años, por lo que tendrá mucho de viaje interior, alejado de familia y amigos, ligero de equipaje y procurando disfrutar cada instante, con ganas de aprender de todo lo que encuentre y convencido de que la vida es una fantástica aventura que merece la pena apurar al máximo.

Petrohué y Volcán Osorno


Una de las frases que creo que atesoran sabiduría atávica es la que escribió Antonio Machado en “Campos de Castilla”:

¡Ojos que a la luz
se abrieron un día,
para después,
ciegos tornar a la tierra
hartos de mirar sin ver!

Mis ojos están un poco gastados como ya he dicho, pero se puede ver de otras maneras.
¿Te apuntas? 

Lobos marinos en Punta Choros