Querido lector que has llegado
hasta aquí. Lamento decirte que no voy a resolver el título de esta entrada.
Solo quiero compartir contigo la idea que ha venido a mí, a través de mis vivencias
y de algunas lecturas que he hecho a lo largo de mi vida.
Sí te puedo decir que la
conclusión a la que llego da paz y sentido a mi existencia. Con eso me basta.
El ser humano, tú que me estás
leyendo, somos el resultado de un proceso de casualidades (¿?) de imposible
existencia.
Me apoyaré en las teorías
científicas actuales, que ya sabemos que pueden cambiar y hacerse más complejas,
aunque por ahora dan explicación a muchos de los fenómenos que podemos
experimentar.
Como ejemplo, recordemos cómo
cambió la mecánica newtoniana con el surgimiento de la relativista. Los
postulados de Newton daban explicación a muchos fenómenos que se producían a
baja velocidad. Con eso bastaba en esa época. Para explicar qué sucede cuando
se viaja a velocidades próximas a la de la luz, apareció Einstein y desarrolló
su teoría.
Cualquier variación mínima de las
constantes universales (la constante de Planck, la de la gravitación universal
y tantas otras,….) supondría la imposibilidad física de la formación de
materia. O a lo sumo la creación de muy pocos elementos de la tabla periódica,
Helio y poco más. Nada de agua, nada de vida según la entendemos.
Hace 3.800 millones de años, aquí
en el planeta Tierra una bacteria se dividió y dio origen a otra.
Comenzaba el largo camino de la
evolución hasta culminar (por ahora) en el ser humano, el producto de un
inimaginable infinito de casualidades. Entre ellas, Tú.
Existen muchos seres vivos pero
ninguno con la complejidad del hombre y su cerebro.
Resulta sencillamente mágico, que,
a cada momento que vivimos, la comunicación eléctrica entre millones de
neuronas sean capaces de permitirnos respirar y escribir como yo estoy haciendo
ahora. Un mono podría hacerlo también con entrenamiento, pero no sabría el
sentido de lo que está escribiendo.
El hombre tiene conciencia
(capacidad para saber lo que está sucediendo en la mente y qué está pasando con
nuestros sentimientos y emociones, la capacidad de sentirse como ente único y
separado de todos los demás) y consciencia (la capacidad de saber qué está
pasando en la conciencia). Ningún ser vivo las tiene.
A partir de esa suma de infinitas
casualidades (¿?) el ser humano reflexiona sobre Dios, El Creador, llámale como
quieras, y no deja de hacerse preguntas sobre Él. Es la respuesta a todas las
preguntas. Lo contiene todo. Él es Todo.
Por su propia naturaleza, no
podemos respondernos a las preguntas sobre Él. Y así pasamos la vida buscando
preguntas que no tienen respuesta. Y así sufrimos por no encontrarlas. Hay
demasiado sufrimiento en este mundo.
¿Cuál es una de las
característica de un Dios? El amor infinito.
¿Cuál es la capacidad más
valorada en el ser humano? La capacidad de amar.
No se me ocurre nada más parecido
a la Creación que la suma de infinitas posibilidades imposibles.
¿Y si fuimos creados sólo para
amar?
A imagen y semejanza de ese Dios.
La capacidad de amar sin esperar
nada a cambio, entregar tu vida por unos seres que incluso no conoces. El amor
en grande y el amor pequeñito, en el día a día, en la sonrisa al desconocido,
en la empatía con el que sufre. El amor a todos los seres vivos y a los
inertes.
Quizás solo así consigamos la
eternidad prometida en forma de una extraña energía que permanezca, y que la ciencia
no ha descubierto aún, o de información en el ADN de aquel a quien cambiaste un
poco la vida.
Creo de verdad que el amor es lo
que da sentido a la existencia humana. No es una idea original mía, sin duda.
Quizás no exista un Dios ni un
plan programado, pero en cualquier caso si vivo en amor, mi vida habría tenido
sentido.
Vive y ama.
Es lo mismo.
Que no se me olvide nunca.