Pensando en
todas las mujeres y hombres que en algún momento tuvieron que emprender un
camino hacia un destino mejor. Yo declaro mi admiración por vosotr@s.
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"La madre del emigrante" Gijón, Asturias. |
Muchos hemos tenido
que emigrar en alguna ocasión de nuestras vidas. Es igual de importante lo que
te lleves de equipaje, como lo que dejes
olvidado en España. Me gustaría compartir contigo lo que creo que has de
abandonar si quieres sentir éxito en tu aventura.
- El victimismo.
“No te conviertas
en una víctima, transfórmate en el responsable de tu vida”.
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Lago de la Duquesa. Ciudad Ducal, Ávila. |
Aunque sientas que
te han obligado a irte de tu país, este pensamiento no te aporta nada. Olvídalo
y piensa en que la decisión la has tomado tú con libertad, como decisión
personal y con responsabilidad. Si te sale mal, la culpa no es de los otros. Nadie
tiene la culpa. Tómalo como el mejor aprendizaje. Ya no eres el mismo que antes
de empezar. Eres más grande.
Si te sale bien, el
mérito será tuyo. Otórgatelo y disfrútalo.
- La debilidad.
“Todos somos
vulnerables, sólo algunos, además, son débiles”.
Tendrás que estar
preparado para vivir momentos difíciles. De incomprensión, quizás de desprecio
y, seguro que de soledad y nostalgia. Tendrás que ser duro, pero no olvides la
ternura y el cariño.
No naciste
sabiéndolo todo. Pregunta cuando no sepas algo.
No tienes el
corazón de hierro. Busca amigos.
No eres el único
que comete errores. Perdónate cuando te equivoques.
Si tienes miedo,
dilo. Alguien te consolará.
Si te sientes solo,
busca compañía. Ahí fuera hay personas que no puedes perder la oportunidad de
conocerlas.
- El resentimiento.
“El resentimiento
es el veneno que me tomo yo, para que te mueras tu”.
Si te has sentido
obligado a tomar esta decisión, es fácil que sientas resentimiento contra
alguien. Contra tu familia, porque crees que no te ayudaron lo suficiente.
Contra los políticos, que han dejado el país hecho una ruina.
El resentimiento te
hace daño a ti y ¿qué consigues sintiéndolo?
A mi sólo se me
ocurre salir de esa emoción, perdonando.
Es posible que te resulte muy ingenuo o demasiado naif, pero prueba a
experimentarlo, y no te digas que no puedes. Quizás creas que no merecen tu
perdón, pero quien no se merece estar sufriendo por ello, eres tú.
- El sufrimiento.
“El dolor es
inevitable, el sufrimiento lo decides tu”.
Yo soy torpe
cocinando y a menudo me quemo. Es uno de los dolores que más temo, el sentir
cómo el aceite hirviendo muerde mi piel. Por ello siempre tengo a mano una
pomada contra las quemaduras. Me la aplico y voy sintiendo como poco a poco el
dolor desaparece.
Tiempo atrás me
quedaba maldiciendo un rato largo, diciéndome lo inútil que era, que parecía
mentira que siempre me pasara lo mismo y no se cuántas cosas desagradables más.
Al final, ni disfrutaba la comida ni dejaba que la disfrutaran los demás.
Pero un día me di
cuenta de que lo peor de mis accidentes domésticos era el rato que me quedaba
recordando lo incapaz que me sentía, y lo mal que lo hacía todo, llegando a
reproducir en mi cabeza todas las ocasiones en las que siempre terminaba igual.
Ese día hice dos
cosas: me bajé a la farmacia a por una crema más potente y firmé un compromiso
conmigo mismo de que siempre que me quemara, me riera de mi mismo y me hiciera
un regalo por la tarde.
Desde entonces, no
sé si me quemo menos, pero casi no me duele y disfruto mucho más la comida y de
la sobremesa.
- Las preocupaciones.
Deja de preocuparte
por algo y ocúpate de ello.
Acepto que me
insultes después de este comienzo. Pero déjame hacer un esfuerzo para
explicarte cómo lo siento.
Por increíble que
parezca todo lo que en España te tortura, en tu destino pasará a formar parte
de una rutina de pensamiento. NO puedes hacer más sacrificio que liarte la
manta a la cabeza e ir a buscar un futuro mejor lejos de tu familia, tu entorno
y de tus seres queridos. Ya has empezado a ocuparte de tus problemas. La gente
vivirá sin ti, a veces incluso mejor, como ya escribí en alguna ocasión. La
gente que te quiere, te seguirá queriendo. Podrán sobrevivir sin ti. Lo único
importante es lo que eres, no lo que tienes.
- Las discusiones.
¿Qué prefieres?
¿Ser feliz o tener la razón?
Atrévete a dejar de
ser tú. Esa persona que siempre tiene la razón porque….¡está clarísimo!
Prueba a no decir
nada durante los primeros minutos de una conversación. Observa quien te habla.
Qué quiere decir. Cómo lo dice. ¿Seguro que está equivocado? Es posible que sea
sólo su opinión, su forma de ver las cosas, muchas veces distinta de cómo lo
ves tú, pero su forma al fin y al cabo. Luego intenta darle tu punto de vista,
comunicarle cómo sientes tú lo que él te ha transmitido. A lo mejor, no te
deja, te interrumpe, y sigue con sus pensamientos. En ese momento déjalo. Sólo
necesita que alguien le escuche. Es el mejor regalo que hoy, en ese momento
puedes darle.
- Tu incapacidad para…
¿Cuántas veces te
han dicho que eres incapaz de hacer algo? ¿Te lo has dicho a ti alguna vez?
NO somos capaces ni
de imaginar las cosas que podemos hacer si tenemos la motivación suficiente.
Pero a veces, además de motivación hace falta algo más. Saber hacerlo. Y no
nacemos sabiendo. En ese momento, pregunta.
Un virus de la
sociedad actual es que todos nos tenemos que sentir emprendedores. ¿Y si no lo
somos? ¿Pasa algo?
- Tu heroicidad.
La primera vez que
me preguntaron en serio, ¿un líder nace o se hace? Yo respondí para mis
adentros, como si de un mantra tóxico se tratara… nace, nace, nace. Y la
persona que tenía enfrente me preguntó de nuevo: Entones… ¿para cuándo dejas
liderar tu propia vida? Los héroes suelen terminar mal, o muertos u olvidados,
que en el fondo es lo mismo. Conviértete en el auténtico líder y protagonista
de tu vida.
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Atardecer en Misiones, Argentina (2007) |
¿Cómo te sentirías ahora
si te dejas en España todo lo que comentado anteriormente? Seguro que mucho más
ligero. Lo anterior forma parte de las cargas emocionales que decidimos
colgarnos de los hombros, no se muy bien porqué. Ya sé que con leer este post
no vas a poder aligerar tu mochila. Sé que no es fácil. Prueba a quitarte
alguna de ellas, alguna que te pese mucho y no necesites para casi nada. A lo
mejor es que no lo necesitas para nada.
Lo más seguro es
que no nos conozcamos nunca, pero créeme si te digo que si has llegado hasta
aquí, algo tenemos en común. Déjame que me sienta orgulloso por ti, no por
leerme, sino por lo que representas.
La mejor versión
del ser humano es SER, y HUMANO.