“Actúa así, como si vivieras por segunda vez y la primera lo hubieras hecho tan rematadamente mal como estás a punto de hacerlo ahora”. Viktor Frankl.
La libertad tiene mucho que
ver con la capacidad de elegir. Elegir lo que haces o elegir como vives lo que
haces. Y eso también se aplica al significado de las palabras que usas en tu
vida.
Desde que descubrí las
distinciones lingüísticas gracias al coaching ontológico, me he convertido en
un apasionado cazador de ellas. Ya acumulo más de ochenta y estos trofeos
los conservo en un lugar privilegiado de
mi mente y de mi corazón. Hoy quiero hablaros de ilusión. Y también porque creo
que la felicidad en la vida va mucho de “habitar” palabras.
“Vivir el lenguaje para no demorar la vida…. Cuando deseamos de todo corazón felicidad a una persona, éxito en su vida personal o profesional, cuando nuestro deseo en auténtico, cuando la verdad de lo deseado para nosotros y para los otros coincide con lo que decimos, entonces nuestras palabras están habitadas” (1).
En todas las lenguas
romances, ilusión tiene que ver con engaño, de los sentidos o del pensamiento.
Pero solo en español tiene una acepción antagónica, ilusión como la esperanza
de que se cumpla algo especialmente atractivo.
Y no es casual que esto
suceda. Un estudio de la Universidad de Vermont (USA), tras analizar más de
100.000 palabras en diez idiomas, concluyó que el que tiene más palabras
positivas es el español. Por cada palabra negativa hay nueve con carga positiva
(1).
La sociedad en la que vivimos
nos invita permanentemente a vivir en una ilusión, en un engaño, en una farsa.
Buscando la felicidad fuera de nosotros mismos, intentando alcanzarla con el
verbo tener o poseer. Y al no conseguir bienes materiales nos instalamos en la
queja o en el victimismo, cuando no en la depresión o en la desesperanza. Mira
a tu alrededor, seguro que te recuerda a más de una de las personas con las que
convives.
Pero nadie nos enseña a ser
felices a través del verbo ser. A vivir con ilusión. A tener esperanza de que
al final del 2017 habrás conseguido lo que te proponías porque sólo depende de ti.
A buscar la felicidad dentro de nosotros mismos, allí donde nada ni nadie pueda
arrebatárnosla. A perseguirla siendo humilde, siendo generoso, siendo empático,
siendo auténtico, siendo cariñoso, siendo confiable o siendo positivo. Siendo y
viviendo de acuerdo a tus valores. En la seguridad de que cualquiera que sea el
resultado de tu acción, hiciste lo que creías mejor de acuerdo a ellos. Y eso,
ningún poder en la tierra te lo podrá arrancar.
Si te planteas vivir así, estoy seguro de que al hacer balance del año estarás muy cerca
de la felicidad.
Puedes elegir entre vivir en
una ilusión o vivir con ilusión. ¿Cuál escoges?
Hoy ya habito una nueva
palabra y ella habita en mí, ilusión, y desde ella te deseo feliz año y que lo
empieces cargadito de ilusiones.
(1) “La ciencia del lenguaje
positivo” Ed. Paidós. Luis Castellanos, Diana Yoldi y José Luis Hidalgo.