Después de un día disfrutando de tierra y cielo, paisajes
y estrellas, hoy me encamino a descubrir vida animal salvaje en Punta Choros,
donde está la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt.
Pingüino de Humboldt |
Se creó en la década de
los ochenta para proteger a este simpático animal cuya población había
descendido drásticamente por la caza indiscriminada del hombre y el deterioro
de su hábitat natural. La reserva está a 120 km. de La Serena, y los cuarenta
últimos es una polvorienta pista de gravilla, pero lo suficientemente plana
como para no descoyuntarse demasiado. Mientras la recorríamos, pudimos observar
guanacos, camélido salvaje como la vicuña, que no se dejó domesticar como sus
primas la alpaca y la llama. Al ver los cerros desnudos, semidesérticos y sólo poblados de
inmensos cactus, uno se pregunta cómo pueden alimentarse en este entorno tan
hostil.
Guanacos |
Llegamos al embarcadero y a pesar de la temperatura
cálida que hacía, observé que el guía cogió del autobús un abrigo impermeable.
Allá donde fueres, haz lo que vieres, me dije, y aún a riesgo de ir cargando
con ella, hice lo mismo. ¡En buena hora! A pesar de la temperatura exterior, la
brisa marina era fría y el sitio que elegí, a babor y bastante adelante,
era idóneo para empaparse con el agua que levantaba la barcaza. Total, que con
la capucha puesta y la cremallera cerrada hasta los ojos, parecía más un
expedicionario del Antártico que un excursionista a la búsqueda de amables
pingüinos de clima templado.
Nuestro primer contacto fue con los delfines de nariz
chata, hermosos animales que tanta afinidad despiertan al ser humano. Fue
delicioso contemplarles nadando plácidamente y hasta alguno nos deleitó con sus
acrobacias sacando todo el cuerpo del agua. No es seguro cruzarse con ellos,
pero tuve suerte. Las embarcaciones sólo pueden seguirlos durante quince
minutos, para no estresarlos y los guías son muy escrupulosos con el cumplimiento
de toda la normativa.
Jorge era el nombre del que nos acompañó, y amablemente al
finalizar el paseo me apuntó el nombre científico de algunos de los animales
que vimos. Se nota que amaba su trabajo. Si vais a La Serena y queréis hacer
alguna excursión, poneos en contacto con la agencia Ecoturismo.
Nuestra siguiente encuentro fue con los lobos marinos
y en concreto una hembra alimentando a su cría.
Los machos son polígamos y
conviven con unas diez o doce hembras hasta que un joven les desaloja del harén.
Comer, dormir y cuidar el harén, no parece un mal plan, y descansan
apaciblemente sobre las rocas, a pesar de que la embarcación se acerca apenas a
tres o cuatro metros de ellos, tanto que hasta que te invade el fuerte olor que
desprenden las algas adheridas a las rocas.
También contemplamos el alcatraz piquero (Sulla variegata) que llama la atención por la robustez de cuello dotado para soportar las clavadas que hace sobre la superficie del mar para pescar hasta a tres metros de profundidad.
Por último, quedaba el pingüino que da nombre al
parque. Lo divisamos en las orillas de la isla, éstos si, a cierta distancia.
Nidifican en lo alto de las peñas por lo que cada vez que alimentan a las crías
deben emprender el laborioso paseo de subir una cuesta bastante empinada con
sus andares característicos. De tanto subir y bajar han dejado un camino que se
observa desde la distancia.
Uno de sus depredadores es el lobo marino que habita
junto a ellos y sorprende lo próximo que viven unos de otros. Sería emocionante
ver al bicho de trescientos kilos de peso perseguir al torpe caminante, que en
agua se transmuta en el más hábil nadador.
Por último, desembarcamos en la vecina isla Damas que
tiene un par de playas de arena inmaculada y recorrí a pie un sendero que la
circunvala, admirando la escasa vegetación compuesta en su mayoría de cactus.
Como siempre me sucede aquí en Chile, el viaje estuvo
lleno de contrastes, que creo que es lo que mejor define a esta querida tierra.
ohhhh que maravilla!! sigue disfrutando todo lo que puedas Chema, que solo con tu blog nos contagias hasta aqui!!
ResponderEliminarGracias Loreto, pienso seguir contagiándoos hasta que enferméis, :)
Eliminarque maravilloso relato, siendo el guía que te acompañó ese día me vuelvo a entusiasmar por repetir el tour una vez más
ResponderEliminarGracias a ti Jorge, por cuidar y dar a conocer de una manera tan profesional y humana, las maravillas de vuestra, nuestra, tierra.
EliminarQue bonito, ¡Aprovecha ! Queremos más fotos!
ResponderEliminarGracias, amor. Ya sabes que las fotos no son mi fuerte, pero subiré más :).
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